Producto de la autoconstrucción y expansión de la vivienda unifamiliar, la separación entre viviendas es cada vez menor o ausente, lo cual genera desagrado, inseguridad o sentimientos arraigados a desigualdad y precariedad social. De igual forma, la disminución del espacio predial disponible debido al auge de viviendas con extensiones y/o ampliaciones del espacio doméstico, evoca inseguridad y desagrado en calles como Clemente Escobar y Baquedano, donde muchas edificaciones han perdido patios privados y antejardines. Por otra parte, el mal estado de mantención de fachadas de edificaciones de madera se asocia a inseguridad, especialmente en mujeres jóvenes.